jueves, 27 de enero de 2011

Valle Valdorba

Cómo llegar a la valdorba:
la valdorba está comunicada por medio de la carretera nacional n-121. paralela a ésta, discurre la autopista a-15, que tiene salida a la altura de pueyo (salida 56). tomando esta salida y por la n-121, dirección a pamplona, se accede al valle.
superficie: 210 km2 habitantes: 1.800 densidad: 8,5 hab./km2p , a medio camino entre el pirineo y la ribera, la valdorba guarda en sus rincones la esencia del medievo. el tiempo parece haberse detenido en calles empedradas, corrales de sillarejo y tejados de lajas. al enfilar las carreteras del valle se tiene la sensación de escapar del mundo y, sin embargo, para sorpresa del viajero, esta comarca navarra de sabor recóndito se encuentra a cuatro pasos de pamplona y a otros tantos de lugares tan visitados como olite o ujué. integrada por pequeños núcleos de población, la saludable tranquilidad que se respira en sus aldeas ha ido atrayendo gentes nuevas que, restaurando casas y recuperando parte del patrimonio común, han ayudado a devolver al entorno algunos signos de su antigua solera. el ambiente apacible de la valdorba no esconde las huellas de pasados turbulentos. territorio disputado entre los reyes de navarra y los árabes, lugar de templarios, atajo de peregrinos, sus bosques sirvieron de escondrijo en la guerra de la independencia y las campañas carlistas a las partidas que lanzaban desde ellos sus escaramuzas.

Valdorba capricho rural : El territorio está delimitado al norte por las sierras de san esteban y alaiz, y al este y sur por las de izko, uzquita y guerinda. el monte busquil y una línea de pequeños cerros, en las cercanías de tafalla, dibujan los márgenes al oeste y suroeste, acercándolo a las tierras de valdizarbe y artajona. las líneas más altas, a 1.155 metros, pertenecen a la sierra de alaiz, importante frontera, no solo geológica sino bioclimática e incluso administrativa. en el corazón del valle se eleva la sierra de san pelayo (950 metros), cuya silueta contribuye a acrecentar el carácter agreste de unas tierras en las que, descendiendo de bosques o pastos de montaña, no es extraño encontrar cultivos de secano en sus laderas y estribaciones más bajas. la llamada valdorba llana regala al paseante uno de los paisajes más característicos de la zona, el que componen, alternándose como en un mosaico, pequeñas parcelas de cereal, alguna que otra vid, olivos, almendros, higueras, nogales, prados para pasto de ovejas, yeguas o vacas, campos de labor con vegetación en los linderos y las enmarañadas franjas verdes que envuelven los arroyos de la modesta red fluvial que drena la cuenca. conforman ésta pequeños ríos o barrancos, de régimen irregular y elevado estiaje, que alimentan al río cidacos.
más característicos de la valdorba son los carrascales. extensos y de gran densidad desde unzué hasta sánsoain, las encinas forman parte importante del paisaje en los alrededores de mendívil, solchaga, eristáin y lepuzáin. en su mayoría, los bosques del entorno exhiben la marca del hombre tras cientos de años de intenso manejo, al haber sido tratados en muchos casos como monte bajo para la extracción de leñas, ya que la madera de encina tiene un gran poder calorífico y una muy buena transformación. en solchaga se fabricaba carbón de forma continua hasta principios del siglo xx y todavía pueden encontrarse, dentro de áreas boscosas, algunos de los círculos llanos donde se localizaban las típicas carboneras.
también para calentar las casas fue utilizada durante siglos la madera de roble. encajados en las cuestas y sobre terrenos pedregosos donde la agricultura resulta imposible, los montes de roble pubescente y quejigo ocupan una gran extensión en la comarca. debido la acción de talas, quemas y carboneo, la mayor parte de sus bosques son relativamente jóvenes y existen muy pocos ejemplares de grandes dimensiones, si bien en las cercanías de echagüe, junto a unas bordas en ruinas, se puede admirar un roble monumental. para abarcar su tronco milenario son necesarios los brazos de cinco personas. el corral de intxusta, en garínoain, cerca de la muga con artajona, es otro de los parajes en los que enraízan enormes quejigos.
aunque son escasos los bosques de pino royo, es frecuente observar en laderas y otras áreas vetustos ejemplares solitarios. durante cientos de años y hasta bien entrado el siglo xx, no se disponía de otro alumbrado en el valle que no fuese el de los leños enresinados o tiedas, que se extraían a modo de láminas de los troncos de los viejos pinos royos y servían para iluminar las casas y calles en las noches valdorbesas. a la masa existente en iracheta y el resto de pinos aislados hay que considerarlos autóctonos y de origen natural.

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