domingo, 5 de junio de 2011

 Navarra

Navarra (en euskera: Nafarroa), denominada oficialmente Comunidad Foral de Navarra (en euskera: Nafarroako Foru Komunitatea) es una comunidad foral española situada en el norte de la Península Ibérica. Limita al norte con Francia (departamento de Pirineos Atlánticos), al este y sureste con la comunidad autónoma de Aragón (provincias de Huesca y Zaragoza), por el sur con la de La Rioja y por el oeste con la del País Vasco (provincias de Álava y Guipúzcoa). Posee un exclave(Petilla de Aragón) rodeado totalmente por la provincia aragonesa de Zaragoza. Es el territorio correspondiente a la Alta Navarra del Renacimiento (la Baja Navarra es parte de Francia).
Está compuesta por 272 municipios y cuenta con una población de 636.924 habitantes (2010), de la que aproximadamente un tercio vive en la capital, Pamplona(197.488 habitantes), y más de la mitad en el área metropolitana de la misma (328.511 habitantes).
Historia
La historia se compone de multitud de sucesos: grandes y pequeños, ideas más o menos extendidas, decisiones personales, vicios y virtudes... También hay casualidades y hasta Providencia para quien la sabe ver. Navarra es lo que es, en gran medida, porque así lo han querido las «casualidades» de la historia. Esta historia, rica en hechos y pobre en mitos, patrimonio común, sí es fuente de identidad para Navarra. He aquí una descripción de las líneas argumentales de nuestra historia, las que marcan nuestra personalidad colectiva:

- El substrato indígena. Navarra no existía en la Prehistoria, ni en la Antigüedad, ni siquiera durante gran parte de la Edad Media. El pueblo de los vascones (o bascones) que describieron los geógrafos romanos no constituyó nunca una única comunidad política, ni mucho menos un estado moderno. Sin embargo es una constante de nuestra historia más lejana el enfrentamiento de grupos de vascones con los pueblos invasores. Los pactos con los romanos, las luchas contra los visigodos o los francos, son capítulos que indican la existencia de una realidad prepolítica que iba a ser la base de la futura Navarra.

- El reino de Pamplona y la Reconquista. Uno de los primeros núcleos de oposición al Islam en la Península Ibérica surge en torno a la localidad de Pamplona que se convierte así, desde el principio, en capital indiscutido del reino. Además, este hecho aporta una característica fundacional muy importante para el futuro: el nuevo reino nace con una fuerte identidad religiosa, como un núcleo cristiano enfrentado a los musulmanes.

- El reino de Navarra y los vecinos poderosos. Propiamente Navarra nace como comunidad política en el siglo XII, cuando se empieza a conocer con ese nombre al viejo reino cristiano de Pamplona. En aquel entonces Navarra termina su expansión hacia el sur con la reconquista de la Ribera y queda aprisionada entre los poderosos reinos vecinos de Francia, Castilla y Aragón.

- Los reyes extranjeros y el fuero. En el siglo XIII, con Teobaldo I, se inician las dinastías extranjeras. Esta circunstancia hace posibles dos cosas: la plasmación por escrito de un Fuero General que permita al nuevo rey conocer las leyes de su reino y, en relación con esto mismo, el reforzamiento de la idea de pacto entre el rey y el reino como teoría de legitimación del poder.

- La anexión a Castilla y la unión «eqüe-principal». A partir de 1512 la historia de Navarra (con la excepción de la Baja Navarra) queda vinculada definitivamente al resto de pueblos hispánicos. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII Navarra mantiene su personalidad de reino integrado en la gran «monarquía católica». El alejamiento del rey sirve para fortalecer las instituciones propias: Cortes y Diputación especialmente.

- Tradición católica y revolución liberal. Con la Ley Paccionada de 1841 Navarra deja definitivamente de ser un reino y se convierte en una Provincia foral dentro de la España liberal. A lo largo del siglo XIX y parte del XX, en episodios como las guerras carlistas, o su participación en la guerra de 1936, Navarra destaca como núcleo de especial resistencia al liberalismo y la revolución.

- Industrialización y modernización. En un proceso que abarca unas pocas décadas se pasa de una sociedad tradicional y rural a una sociedad urbana e industrial. Las instituciones se adaptan a la nueva Constitución de 1978 mediante el Amejoramiento del Fuero de 1982.
Según lo que hasta ahora se ha analizado, el elemento principal de identidad para Navarra y los navarros es el fuero.

El fuero, o los fueros, desde el punto de vista público, pueden ser considerados como restos de la antigua soberanía del reino de Navarra. Se trata de un conjunto de leyes y costumbres que permiten a Navarra desarrollar unas facultades a través de sus propios organismos.
Son competencias propias y originarias del antiguo reino, es decir, que no son privilegios concedidos por nadie. Los reyes debían jurarlos públicamente para merecer la obediencia de los navarros. Actualmente, a pesar de numerosos ataques a estos fueros a lo largo de la historia (centralismo liberal, gamazada .. ) las leyes generales de España, excepto las referentes a la unidad constitucional, deben ser anteriormente pactadas para que tengan vigencia en Navarra.
Algunos no entienden el énfasis que ponemos los navarros en defender los fueros. Quizás no sepan que defender los fueros es la mejor manera de defender a Navarra y su forma de ser. Porque los fueros son el fundamento de nuestra personalidad. Si Navarra llegara a perder su espíritu foral, moriría. Porque Navarra es una comunidad foral, una unidad política de personas que podrán ser diversas en raza, lengua, cultura, etc... y que, sin embargo, quieren vivir unidas en el amor a los mismos fueros. 
 
Además nuestros fueros explican la forma en que Navarra se integra en la unidad española. Si olvidásemos el espíritu del pacto que permitió la integración del reino de Navarra en la Corona de Castilla estaríamos traicionando nuestra historia y nuestras libertades que, como dice una de las placas de bronce del Monumento a los Fueros, «son más dignas de amor que la propia vida». Hemos dejado para el final un elemento básico en la configuración de la identidad de un pueblo. Es todo aquello que podríamos englobar con el nombre de mentalidad, cosmovisión, filosofía de la vida, religión o ideología. Desde este punto de vista, si hubiese que definir la realidad histórica -y también actual- de Navarra con un adjetivo, probablemente el más ajustado sería el de cristiano. 
El reino de Pamplona nació en torno a una ciudad que ya era sede episcopal. Y surgió como núcleo cristiano de resistencia al Islam. Desde entonces las raíces católicas de Navarra son evidentes. Quedan de manifiesto en la leyenda de los antiguos reyes «Benedictus Dominus Deus Meus»; en la visión de la vida, la familia o la propiedad, que transmiten los fueros; en la pérdida definitiva de la Baja Navarra por calvinismo de los Albret; en las guerras contrarrevolucionarlas contemporáneas; en los cientos de tradiciones aún vigentes; en las iglesias y ermitas que coronan todos los pueblos y en las romerías que las visitan año tras año; en las devociones a las vírgenes y los santos; a San Fermín, a San Francisco Javier, a San Miguel de Aralar; en las romerías a Ujué, o a Roncesvalles; en las javieradas; en los misioneros; en el Camino de Santiago...
No es casualidad que la principal advocación mariana sea en Navarra Santa María la Real. Una imagen ante la cual se prestaban juramento mutuo Rey y Reino, Soberano y Pueblo. Una imagen que se ponía de testigo del acuerdo político, como garantía de fidelidad y buena voluntad. Navarra ha cambiado mucho, y tiene hoy aparentemente muy poco que ver con esa vieja Navarra católica y tradicional que fue cuna del carlismo.
Nadie sabe qué nos deparará el futuro, ni en qué quedará la identidad colectiva de los navarros. Lo que es seguro es que mentalidad, identidad y realidad irán siempre unidas. Y que cambios en la mentalidad de los navarros, traerán, inevitablemente cambios en todas las otras realidades. Casi todo en Navarra invita a la dispersión: el clima, la geografía, las gentes, el poblamiento, las formas culturales... y, a pesar de todo, Navarra es ejemplo de unidad. ¿No será precisamente la complementariedad de las partes lo que constituye nuestra más intima identidad de navarros? Hubo un tiempo en que lo que unía elementos tan diversos era el rey. 
Hoy en día, la complementariedad de Montaña y Ribera, multiplicada por otras mil diversidades sociales, culturales, lingüísticas, puede quedar solucionada en la unidad que le proporcionan un fundamento, una historia y unas instituciones políticas comunes: los fueros.

Gastronomía

Alcachofas de Tudela


La alcachofa de Tudela se presenta comercialmente de dos formas tradicionales: con pedúnculo de 18 centímetros y una o dos hojas, que se comercializan por docenas; y con pedúnculo de 10 centímetros y sin hojas. Se comercializan por kilogramos envasadas en embalajes de madera, tapadas con cubres de plástico en los que va impreso el logotipo del Consejo Regulador. La industria presenta una gama variada de conservas, aunque para estar amparadas por la Indicación Geográfica Protegida deben ser corazones de alcachofa enteros o en mitades, en envase de vidrio.
 Es una alcachofa de tamaño medio, de forma redondeada, ligeramente elipsoidal, con las brácteas centrales muy apretadas, no se cierran en el ápice formando un peculiar orificio circular.
La producción de la alcachofa de Tudela se enmarca en 32 términos municipales de la Ribera Navarra. Únicamente se planta la variedad «Blanca de Tudela». 


Pimientos de piquillo


A pesar de que el pimiento del piquillo era conocido en toda Navarra, hasta hace un par de décadas o tres no se plantaban para venta, sino para consumo propio. A finales de los años 60, Lodosa, como tantos otros pueblos del Valle del Ebro, era un lugar elegido para el veraneo de familias de comunidades limítrofes. Estos veraneantes consumían los productos de la zona y, entre ellos, los pimientos del piquillo. 
La fama de su calidad fue corriendo de boca en boca de modo que muchos, al terminar el verano, se llevaban algunos botes para casa.
A partir de ahí, los Pimientos del Piquillo de Lodosa han adquirido un prestigio casi mítico.
Aunque el pimiento es una planta originaria de América del Sur, el piquillo de Lodosa pertenece a una variedad botánica singular y autóctona, única dentro de su propio género, que en el término geográfico que lleva su nombre (Lodosa) y entre los municipios aledaños (Andosilla, Azagra, Cárcar, Lerín, Mendavia, San Adrián y Sartaguda), alcanza su máxima calidad gustativa.





Queso de Roncal

El valle de Roncal es uno de los pocos paisajes que aún puede ofrecer al viajero la belleza de la naturaleza intacta, una combinación insólita de riqueza humana y ecológica. Si por algo se distingue el más oriental de los valles pirenaicos es por su increíble riqueza cromático; y es que es complicado decidirse entre los colores marrones, verdes, tostados, ocre o blancos que se van sucediendo a lo largo del año. 

El roncalés conoce muy bien el secreto de un buen queso porque lo lleva escrito en la sangre.

La forma de elaboración es artesanal y constituye una tarea y un rito celosamente guardados en tradiciones no escritas que se transmiten de padres a hijos desde tiempos inmemoriales.
Los quesos protegidos por la Denominación de Origen Roncal deben ser elaborados entre los meses que van de diciembre a julio con la leche cruda de oveja de raza latxa y navarra. La latxa es una raza autóctona, de aptitud lechera, asentada en la zona cantábrica de Navarra, bien adaptada a su medio. La raza navarra, también autóctona, de peor aptitud lechera, se extiende por toda la geografía navarra, excepto por la zona cantábrica.



Ternera de Navarra

La carne de Ternera de Navarra es tierna y jugosa, de un color rojo característico y con la suficiente grasa intramuscular, que es la responsable de su terneza. Es una carne sana y natural, rica en proteínas, vitaminas y minerales tan esenciales como el calcio, hierro y fósforo. La Indicación Geográfica Protegida Ternera de Navarra garantiza que todos los terneros adscritos a la misma son nacidos y criados en Navarra, fundamentalmente de raza pirenaica, no aceptándose animales de otros lugares.


Ternera de Navarra







El origen de la raza pirenaica es difícil de precisar. Se cree que es tan antigua como los pueblos que, desde tiempo inmemorial, vivían del pastoreo en la zona norte de Navarra, donde la calidad de los pastos es excelente. Actualmente, y tras un verdadero peligro de extinción, se trabaja por la conservación de esta raza porque puede competir ventajosamente con cualquier otra en zonas de altura, accidentadas y de climatología adversa, y porque contribuye a rentabilizar el pasto del Pirineo en los meses de verano.




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